¿Alguna vez imaginaste que tu escritorio de Windows fuera un mundo vivo, con plataformas, criaturas pixeladas y puzles por resolver? Pues eso es exactamente lo que propone MainFrames, un juego de plataformas 2D desarrollado por el estudio francés Assoupi y distribuido por The Arcade Crew. Su premisa es sencilla pero eficaz: encarnar a Floppy, un simpático disquete con alma de explorador, en su travesía por un sistema operativo repleto de trampas, secretos y ventanas que desafían la lógica.
MainFrames toma como base lo mejor de títulos como Super Meat Boy o Celeste, pero añade una capa de creatividad visual y mecánica que le da identidad propia. Aquí no solo corremos y saltamos: también arrastramos ventanas, activamos accesos directos y manipulamos el entorno como si estuviéramos dentro de un viejo sistema operativo.
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Cada nivel funciona como una pequeña pantalla con sus propias reglas. Algunas ventanas se expanden si Floppy corre sobre ellas, otras se arrastran usando el stick derecho, e incluso hay momentos donde la gravedad se invierte o debemos rebotar sobre iconos estilo pinball. Esto crea una dinámica constante de cambio que evita el tedio y mantiene el interés durante todo el juego.
La curva de dificultad, sin embargo, puede ser irregular. Aunque la mayoría del tiempo el ritmo es ágil y accesible, hay ciertos picos que obligan a repetir secciones por ensayo y error, lo que puede frustrar a jugadores menos pacientes. Por fortuna, el sistema de checkpoints es generoso y el reinicio tras un fallo es prácticamente instantáneo.
A nivel estético, MainFrames apuesta por el pixel art con una clara inspiración en la informática de los años 90. Desde los disquetes hasta los iconos de acceso directo, todo evoca una época en la que los ordenadores tenían algo de alma. Cada zona del juego tiene su propia ambientación temática, con detalles simpáticos y personajes secundarios llamados daemons (procesos del sistema convertidos en NPCs adorables). La banda sonora se mantiene en segundo plano, con composiciones ambientales que complementan sin robar protagonismo. No es especialmente memorable, pero cumple con su función de acompañar sin agotar.
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Uno de los grandes aciertos de MainFrames es su compromiso con la accesibilidad. Desde el menú de opciones, podemos activar ayudas como invulnerabilidad o saltos infinitos, lo cual facilita que jugadores con menos experiencia puedan disfrutar del juego hasta el final. Estas funciones, aunque rompen la dificultad base, están ahí para que nadie se quede fuera.
Además, el título ofrece algunos contenidos secundarios, como los daemons perdidos que podemos rescatar en secciones especiales. Estos minijuegos ofrecen mecánicas nuevas en pequeños escenarios autocontenidos, añadiendo variedad a una experiencia que, de lo contrario, podría volverse algo predecible.
Con una duración media de 3 a 4 horas, MainFrames se ajusta bien a su propuesta: ofrecer una experiencia breve pero intensa. Los más completistas tendrán algo más de juego si deciden rescatar a todos los daemons o descubrir las zonas ocultas, aunque este proceso puede volverse tedioso debido a una estructura de progreso que no facilita el acceso directo a niveles anteriores ya superados.
MainFrames es uno de esos juegos que, sin reinventar el género, se las arregla para destacar gracias a una idea original y bien ejecutada. Su combinación de plataformas precisas con mecánicas basadas en la interfaz de usuario lo convierten en una propuesta refrescante dentro del saturado panorama indie.
No es perfecto, pero el mimo puesto en cada detalle se nota desde el primer salto hasta el último rescate. Si disfrutas de los plataformas rápidos, de estética retro y con un punto creativo, MainFrames es una apuesta segura.