Abbey Games vuelve a sus raíces con una secuela que apuesta por la evolución natural de su clásico de 2013. Reus 2 amplía su universo, mejora su gestión ecológica y nos recuerda por qué moldear mundos sigue siendo tan hipnótico como hace una década. Veamos que ofrece.
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Reus 2 retoma el concepto del original y lo expande en todas direcciones. Ahora controlamos hasta seis gigantes elementales, cada uno con habilidades específicas para modelar biomas y colocar plantas, minerales o animales que generan recursos y sinergias. Todo ocurre sobre un planeta dividido en hexágonos, lo que convierte el juego en una especie de puzle ecológico más que en un título de estrategia clásica.
El objetivo no consiste en ganar, sino crear civilizaciones prósperas y sostenibles. A medida que avanzamos, las ciudades crecen, desarrollan proyectos y eventualmente alcanzan nuevas Eras, fases históricas con condiciones y bonificaciones. Este sistema otorga al conjunto un ritmo pausado y muy rejugable.
El corazón de Reus 2 está en la sinergia entre sus elementos. Cada criatura, planta o mineral tiene una serie de etiquetas que determinan cómo interactúa con su entorno. Un árbol puede potenciar la ciencia de una ciudad si se combina con una planta concreta, o un animal puede alterar la riqueza o la comida según su bioma. La sensación constante es la de resolver un puzle vivo que evoluciona con cada decisión.
El sistema de Micros añade aún más profundidad: objetos que modifican las propiedades de las bióticas, cambiando sus efectos y creando combinaciones nuevas. Es un mecanismo que premia la experimentación y que, unido al progreso por eras, mantiene el interés durante decenas de horas.
Aquí no existe un límite temporal. El tiempo solo avanza cuando el jugador actúa, lo que favorece un tono contemplativo. Es posible detenerse, analizar y probar sin miedo a fracasar. Sin embargo, esto también puede hacer que las primeras partidas resulten lentas o confusas, especialmente para quienes buscan recompensas inmediatas.
El aprendizaje es parte esencial del diseño. Los tutoriales orientan lo justo, pero dejan que el jugador descubra por ensayo y error cómo prosperar. Este enfoque encaja con la filosofía del juego, aunque puede frustrar a los menos pacientes.
En su versión para Nintendo Switch, Reus 2 presenta su principal talón de Aquiles: los controles. La adaptación del esquema de ratón y teclado a un mando resulta poco intuitiva, con menús densos y una navegación torpe que interrumpe la fluidez. Se agradece el esfuerzo por simplificar, pero el resultado final no hace justicia a la precisión que requiere la gestión del planeta.
Visualmente, Reus 2 mantiene un estilo muy caracteristico: colorido, cálido y expresivo. Las animaciones de los gigantes y los diminutos humanos aportan vida a un entorno siempre cambiante. La banda sonora, relajante y melódica, refuerza la sensación de armonía y calma. No necesita voces ni texto excesivo: el propio ecosistema cuenta su historia.
Reus 2 no pretende revolucionar el género, pero sí darle una vuelta. Es un juego de estrategia ecológica que combina gestión, puzle y experimentación. Por desgracia en consola, la falta de precisión en el control le resta fluidez, pero su propuesta sigue siendo única y adictiva
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Lo mejor:
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Profundidad estratégica sin perder el tono relajante
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Amplia variedad de biomas, eras y sinergias
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Notable presentación artística y musical
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Lo peor:
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Controles poco optimizados en consola
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Curva de aprendizaje algo confusa al inicio
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Ritmo lento que puede no gustar a todos
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| 82 /100 | |
*Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha proporcionado JF Games PR.



