Ruffy and the Riverside llega para demostrar que el género de las plataformas 3D sigue en muy buena forma. La ópera prima del estudio alemán Zockrates Laboratories UG nos invita a un mundo vibrante y creativo donde los puzles, la exploración y el humor se combinan con gran acierto. ¿Estás preparado para una buena dosis de saltos? ¡Sigue leyendo!
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A primera vista, Ruffy and the Riverside parece un clásico recolectatlón al estilo de los 90, con claras influencias de Banjo-Kazooie y Super Mario 64. Sin embargo, su mecánica principal lo separa del resto: Ruffy puede copiar patrones y materiales del entorno (como madera, hielo o hierro) y aplicarlos en otros objetos para alterar sus propiedades. Esta idea, sencilla en concepto, se convierte en el núcleo de una jugabilidad tan divertida como ingeniosa.
Los puzles aprovechan esta habilidad al máximo. Cambiar el peso de una caja aplicándole hierro, congelar un charco de agua para cruzarlo o transformar superficies para escalar son solo algunas de las situaciones que exigen experimentar. La curva de aprendizaje es suave, y el juego premia la curiosidad por encima de la precisión en los saltos.
Lejos de ser lineal, el juego ofrece una estructura semimundo abierto con múltiples zonas interconectadas y una buena cantidad de misiones secundarias. Podemos priorizar libremente los objetivos, consultar un mapa con marcadores y explorar a nuestro ritmo.
El componente recolectatlón está muy presente: letras, monedas y objetos especiales aguardan tras cada esquina. Además, nuevas habilidades desbloqueables añaden capas de profundidad, permitiendo volver a zonas previas para descubrir secretos.
Si algo distingue a Ruffy and the Riverside, es su dirección artística. Los escenarios 3D de estética cartoon se mezclan con personajes dibujados en 2D, evocando el estilo de Paper Mario, pero con identidad propia. La sensación de estar jugando dentro de un libro animado es constante, y cada animación está cargada de carisma.
Técnicamente el juego varía según el modelo. En Switch 2, el rendimiento es sólido, con buena nitidez y una tasa estable de fotogramas. Por contra, en la Switch original, se aprecian caídas puntuales de frames y tiempos de carga más largos, aunque la experiencia sigue siendo fluida en general.
La banda sonora acompaña con melodías alegres y livianas, perfectas para la atmósfera colorida que propone. Eso sí, el título carece de doblaje (solo textos traducidos al español), aunque esto no afecta de forma significativa la inmersión.
Detrás de su estética amable se esconde un título que combina exploración, plataformas y resolución de puzles con acierto. Su dificultad está medida para ser accesible, pero no trivial, y aunque algunos acertijos pueden repetirse con el paso de las horas, la sensación general es la de estar ante una aventura que invita a sonreír y experimentar.
No todo brilla igual: la interfaz podría ser más clara, algunos textos se presentan con poca diferenciación visual y ciertos minijuegos requieren ajustes de equilibrio. Sin embargo, son detalles que no empañan el conjunto.
En sus 8 o 9 horas de campaña, el título demuestra que aún hay espacio para la creatividad en el género. Puede que no alcance la perfección de los grandes clásicos, pero su simpatía y frescura lo convierten en una experiencia recomendable tanto para veteranos como para nuevos jugadores.
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Lo mejor:
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Mecánica de copiar y pegar materiales innovadora y bien integrada
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Notable dirección artística, con identidad propia
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Rendimiento notable en Switch 2
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Lo peor:
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ajones de framerate y cargas lentas en Switch original
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Interfaz poco clara y menús mejorables
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Algunos puzles y minijuegos carecen de variedad
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| 83 /100 | |
*Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha proporcionado Phiphen Games a través de Press Engine.




