The Rogue Prince of Persia llega como una reinterpretación del clásico en formato roguelite y desplazamiento lateral con plataformas y mucha acción. No busca replicar el plataformas meticuloso y desafiante de sus orígenes ni el tono cinematográfico de las entregas en 3D, sino explorar la repetición del intento y el aprendizaje run a run. La propuesta combina exploración, un sistema de combate ágil y un desarrollo de progresión que invita a experimentar con armas, medallones y rutas alternativas.
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Aunque se nota el estilo del estudio en varios aspectos, aquí el príncipe destaca sobre todo por cómo se mueve. Corre por las paredes, encadena saltos, aprovecha el escenario para atacar y mantiene la acción siempre en marcha. Es una idea que encaja muy bien con la saga y que funciona de maravilla, pero también pide reflejos y algo de práctica por parte del jugador.
El control del príncipe es uno de los grandes aciertos del juego. Desde el primer momento puedes correr por paredes, encadenar saltos y moverte de manera fluida por niveles llenos de plataformas, trampas y caminos alternativos. Aquí todo responde rápido, y cuando coges confianza, las partidas se vuelven muy dinámicas y tremendamente divertidas. Da gusto cuando consigues enlazar varios movimientos seguidos sin tocar el suelo.
Ese diseño también afecta a la construcción de los niveles. Cada zona tiene rutas alternativas, atajos y secciones que te invitan a improvisar. No es un plataformas de precisión milimétrica al estilo clásico, pero sí requiere medir bien el impulso y la distancia. Es fácil cometer errores al principio, sobre todo si corres más de la cuenta, pero el juego no se siente injusto. La mayoría de fallos vienen de no leer bien el entorno.
El combate no consiste simplemente en atacar y esquivar. Aquí el escenario juega un papel importante. Puedes empujar enemigos hacia trampas, lanzarlos contra paredes, saltar sobre ellos o aprovechar su posición para ganar ventaja.
Las armas principales y secundarias permiten cambiar un poco el estilo de juego, y los medallones añaden mejoras que refuerzan ciertos hábitos de combate. No es el sistema de builds más complejo del género, pero funciona bien y anima a experimentar.
Cada run, aunque termine en derrota, sirve para desbloquear algo: nuevas armas, mejoras permanentes, rutas alternativas o piezas de historia. Los biomas alternativos ayudan a que no todo parezca igual en cada intento, y los puntos de teletransporte facilitan la exploración sin convertirla en un paseo. Sin embargo, después de muchas horas empiezan a repetirse ciertos patrones de enemigos y situaciones. No llega al punto de volverse pesado, pero sí deja claro que, a largo plazo, habría sido interesante contar con algo más de variedad.
La historia avanza poco a poco entre intentos. Vas conociendo personajes, descubriendo detalles sobre el conflicto y viendo cómo el príncipe intenta aprender de sus errores. La idea encaja bien con el nuevo formarto, pero en algunos momentos la historia pierde fuerza. Algunos diálogos se repiten demasiado entre partidas y hay escenas que no transmiten la urgencia que la situación del mundo sugiere.
Visualmente, The Rogue Prince of Persia apuesta por un estilo limpio y muy reconocible. Colores bien definidos, trazos marcados y animaciones suaves que lucen especialmente bien en movimiento. Los escenarios se diferencian entre sí gracias a la paleta de colores y a pequeños detalles visuales que ayudan a identificar dónde estás de un vistazo. En capturas puede parecer sencillo, pero en acción funciona mucho mejor. A destacar su banda sonora, que acompaña con buenos temazos en todo momento.
La curva de dificultad está bien medida. Al principio es más accesible que otros roguelites, pero, una vez superas la historia base, aparecen modificadores que suben el nivel del desafío para quienes quieran un reto más elevado. El guardado entre biomas y la progresión permanente hacen que el juego encaje bien tanto en sesiones largas como en ratos cortos.
The Rogue Prince of Persia es un juego sólido, bien diseñado y con una base jugable que engancha. Como roguelite quizá no alcance el nivel de los más grandes del género, pero sí logra ofrecer una experiencia sólida y con personalidad. Un juego que instantáneamente se convierte en una de las sorpresas del año.
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Lo mejor:
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Movimiento y parkour muy bien integrados con la acción
▲ Estilo visual con personalidad propia
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Progresión que recompensa incluso las runs fallidas
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Lo peor:
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Algunos diálogos se repiten con demasiada frecuencia
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Falta de variedad en enemigos y situaciones tras muchas horas
▼ Sistema de builds poco profundo
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| 90 /100 | |
*Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch 2 que nos ha proporcionado UbiSoft España.





